Tras el incentivo a los exportadores de soja, se anticipa la presión de los inversores sobre el dólar.

La semana pasada concluyó con una intensa presión sobre la cotización del dólar, y esta presión se espera que aumente aún más a partir de hoy. Esto se debe a la dificultad que enfrenta el Banco Central para mantener en sus arcas las divisas adquiridas a través de su programa, y además, dicho programa está llegando a su fin. En el futuro, el Gobierno se enfrentará a considerables desafíos para obtener dólares, y además, podría encontrarse con un FMI menos dispuesto a ser flexible en caso de incumplimiento de las metas acordadas. Ante este contexto, es probable que numerosos inversores opten por tomar posiciones en dólares en previsión de lo que está por venir.

Las empresas, que actualmente no tienen acceso a los mercados financieros, están mostrando su desconfianza en el peso argentino, adelantando el pago de salarios y aguinaldos. Su objetivo es reducir al mínimo la cantidad de moneda local en sus cuentas.

A pesar de que el nuevo tipo de cambio del dólar vinculado a las exportaciones de soja ayudó a controlar el mercado de divisas financieras, ya que el 25% de las divisas generadas se mantiene en manos de los exportadores para operaciones en el mercado paralelo o de contado con liquidación (CCL), las reservas internacionales no han experimentado un impacto positivo como resultado de estas compras. Por el contrario, durante lo que va de septiembre, las reservas han disminuido en 564 millones de dólares, cerrando en 27,250 millones de dólares. Durante este período, las compras de divisas, respaldadas por este mecanismo, sumaron 515 millones de dólares. En resumen, las autoridades monetarias han perdido todo lo que compraron y un poco más.

El destino y el uso de estas divisas son temas de importancia clave. Anker Latinoamérica destaca que estos dólares se han utilizado en intervenciones en el mercado de divisas financieras. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, desde que se implementó el nuevo tipo de cambio vinculado a las exportaciones de soja el 5 de septiembre, se han realizado operaciones con 3 millones de toneladas de soja, con un valor total estimado de 1.700 millones de dólares (equivalente a aproximadamente dos tercios de lo que se esperaba que los productores liquidaran hasta fin de mes). De esta cantidad, alrededor de 1.300 millones de dólares deben ser liquidados en el mercado oficial según los términos del programa. Sin embargo, la agroindustria ha mostrado un retraso en la liquidación de divisas, sumando un poco más de 900 millones de dólares al mercado oficial. Esto sugiere que parte de la diferencia se irá incorporando gradualmente al mercado cambiario en los próximos días, según destaca el informe de la consultora.

Por otro lado, las operaciones en yuanes en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) se han mantenido en un promedio de 20 millones de dólares diarios, lo cual representa una disminución significativa en comparación con los 60 millones de dólares diarios registrados en julio. Esto indica que el uso del swap con China para el comercio sigue siendo limitado. Se anticipa que las restricciones al acceso a divisas a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) se mantendrán en las próximas semanas, ya que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) necesita minimizar la pérdida de reservas en el mercado oficial para asegurar la capacidad de intervención en el mercado de divisas financieras en el período previo a las elecciones.

En relación con esto, Salvador Vitelli, analista financiero y especialista en agronegocios, destacó la colocación de una Letra Intransferible a 10 años por parte del Tesoro en el Banco Central, por un monto de 2.165 millones de dólares. Esta operación generó una pérdida patrimonial para el Banco Central debido a las ediciones de los Programas de Incentivo a las Exportaciones (PIE) III (relacionado con el dólar soja y las economías regionales) y el PIE IV (vinculado al dólar maíz). En esencia, este bono es incobrable y se asemeja a un “vale de caja” para un Banco Central que se encuentra técnicamente en una situación de quiebra, con reservas negativas por un valor de 4.900 millones de dólares. Vitelli estima que las pérdidas patrimoniales del Banco Central debido a todas las ediciones de los dólares vinculados a la soja y al sector agropecuario ascienden a 6.200 millones de dólares, ya que los dólares adquiridos al sector agropecuario se revenden a un precio menor a los importadores.

El descenso en la carga impositiva y el aumento de la emisión monetaria son temas adicionales de preocupación. Se prevé que el reciente plan de reducción de impuestos y la inyección de efectivo en los bolsillos de los consumidores generen una emisión de 2 billones de pesos en los próximos meses, con una duplicación prevista en diciembre, alcanzando los 4 billones de pesos en ese mes. En conjunto, se estima que esta emisión asciende a un total de 8 billones de pesos, lo que ejercerá presión sobre el valor del dólar y dificultará que se mantenga en el nivel de 350 pesos hasta finales de octubre.

Existe una preocupación en el mercado en relación con la posibilidad de que, en caso de que Sergio Massa llegue a una segunda vuelta electoral, se mantenga un tipo de cambio oficial que ha comenzado a quedarse rezagado debido a las elevadas tasas de inflación registradas en agosto y las previstas para septiembre. A finales de este mes, el valor del dólar oficial, en términos reales, será más bajo que antes de la devaluación.

La inseguridad percibida por los inversores se traduce en una disminución de la demanda de activos de mayor riesgo. Los bonos continúan sin recuperarse y el mercado de valores se encuentra prácticamente estancado, con una actividad comercial limitada. Existe una aversión al riesgo generalizada. Además, la semana comienza con desafíos externos, ya que los precios del petróleo aumentaron un 0,33% a 90,33 dólares por barril y la tasa de interés de los Bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años se mantiene en un 4,44%. Estos valores tienen un impacto negativo en los bonos emitidos por países emergentes y en sus mercados bursátiles. La situación global presenta obstáculos adicionales para estos mercados.

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