La historia del argentino que hizo más de 11 mil kilómetros para ver a Charles Leclerc: se robó la atención de la Fórmula 1 y Ferrari lo sorprendió con un regalo

Nicolás Zalazar viajó a Australia y fue furor entre la gente. Los tifosis y hasta un veedor de pista le pidieron fotos. Del legado de su padre desde la serie de Netflix a cumplir el sueño de su vida. “Fue increíble”, afirma

“Fuerza Charles”, “Fuerza Ferrari”, reza otro de los carteles de Zeta en la recta principal del circuito australiano

En octubre de 2022 el platense Nicolás Zalazar viajó con su novia, Carolina, a Australia. Ella quería conocer el país y él quería estar en un lugar donde se corriese la Fórmula 1. El pasado fin de semana fue a ver la carrera en el circuito urbano del Albert Park, en Melbourne ya que ama la categoría y es un fanático de Charles Leclerc. Su ingenio por captar la atención del piloto monegasco le valió ser viral gracias a Ferrari, que hizo un posteo en su honor.

Se hace llamar “Zeta” porque “mi apellido es Zalazar y tengo uno de los nombres más comunes de mi generación. En la primaria un compañero resolvió darnos un apodo a cada Nicolás (éramos cinco en un mismo grado). Ese apodo quedó y me lo apropié, nunca uso Nicolás, solo con algunos familiares o en situaciones más formales”, le confiesa a Infobae.

A sus 28 años, la aventura por Oceanía lo llevó a conseguir trabajo e instalarse. Vive una experiencia única a más de 11 mil kilómetros de su casa, pero pudo cumplir su gran sueño. Su pasión y las redes sociales le permitieron explorar el mundo de la Máxima. Pero, sobre todo, por la iniciativa de su padre. “Sigo la Fórmula 1 desde hace cuatro años. El gran influyente de todo esto es mi viejo. Él siempre siguió (a veces más de cerca, a veces no tanto) la F1. Cuando yo era chico la mirábamos juntos por cable. Cuando en 2019 salió la serie de Netflix ‘Drive to Survive’, nos dijo a mí y a mi hermano que teníamos que verla los tres, y también nos apuntó en la dirección de Charles Leclerc, que en ese momento era una promesa joven que había debutado con el equipo Sauber”, recuerda.

Con el correr del tiempo el amor por la F1 fue más fuerte. “Es una obsesión total, miro todas las carreras, las prácticas, busco información, veo archivo, me encanta. F1 Argentina (cuenta de Twitter) es un canal de información bárbaro, Pablo Expósito lo creó y le pone muchísimo trabajo y empeño, y siempre me dejó colaborar y ser parte. Escribí las crónicas post-carrera durante dos años en la página web”, agrega.

“Vine a Australia en octubre del año pasado, por un año. Mi novia quería conocer el país y yo quería estar más cerca de un Gran Premio, y obviamente viajar también. Ambos cumplíamos los requisitos para aplicar a una visa por un año, que además nos permite trabajar acá, así que vinimos el año pasado”, agrega.

Cuanta que “vivo y trabajo como ‘Front of House’ (mozo, recepción o caja registradora) en un restaurante de comida oriental en Lorne, Victoria, a un par de horas de Melbourne. Tardé una semana en conseguir el trabajo una vez que tuve todos mis papeles en regla, pero porque mi nivel de inglés era muy bueno y eso acá, para este tipo de trabajos, es fundamental”.

“Como vivo en una propiedad del dueño del restaurante, y no es una de las grandes ciudades, la renta es barata y puedo vivir e incluso ahorrar. Como el restaurante está frente a la playa, en temporada alta (verano, pascuas, findes largos, etc) hago muchas horas y se ahorra un poco más, pero depende de eso, del turismo. Hay gente que elige vivir en Melbourne o Sídney, ciudades increíbles, pero en las que quizás ahorrar sea un poco más difícil”, explica.

Mientras se fue adaptando lo meses corrieron y el sueño de presenciar por primera vez una carrera de F1 estuvo más cerca de hacerse realidad y pudo concretarlo luego de una ardua gestión para conseguir entradas, aunque al principio le costó: “Haber estado acá en Australia, lógicamente, facilitó todo. Cuando abrió la primera venta de entradas estaba recién llegado, no me alcanzaba la plata ni loco. Pero para la segunda venta de entradas ya estábamos laburando e intentamos sacar. Entré en la página de venta de forma puntual, pero no conseguí. Tenía una bronca infernal, tan cerca y no poder ir”.

No perdió las esperanzas y tuvo una segunda chance que aprovechó: “Avisaron en redes sociales que iba a haber una última venta de entradas, de algunas localidades nuevas del circuito. Era mi última chance así que me recontra preparé, tenía una lista de las ubicaciones más baratas (las que podía pagar), cuáles eran mejores, y entré al portal de venta como dos horas antes. En un minuto hice todo y conseguí 3 entradas para mí, mi novia y un amigo más que también está acá. Nos costaron 390 dólares australianos cada una (260 USD aproximadamente). Fue en lo único que gastamos realmente, porque después vinimos en tren hasta Melbourne, y dormimos en una habitación compartida de un hostel que reservamos con mucha anticipación. Si bien la F1 tiene mucho de ostentoso y precios altísimos, la nuestra fue una versión más bien gasolera”.

Ya en el circuito fue por su ídolo al que esperó cuatro años para verlo en vivo y en directo. Aunque entre los miles de espectadores se distinguió por un cartel que dio la vuelta al mundo: “Charles, viajé 11.603 kilómetros para verte”, rezó su cartel que incluyó el escudo de Ferrari con el emblemático Cavallino Rampante. Como contará luego, logró llamar la atención de su ídolo.

“Desde el Gran Premio de Australia, en marzo de 2019, hasta hoy, vi todas las carreras, todos los domingos, y siempre bancando a Leclerc. Cuanto más entiendo del deporte, más me fascina el piloto de Mónaco”, afirma. Sobre por qué Charles es su favorito, comenta que “es vertiginoso, ataca sin dudar, se defiende bien, es quizás el mejor clasificador de la F1 moderna, nadie lo hace mejor que él los sábados de clasificación. Además, su historia de vida, que haya perdido a su papá (que también lo influyó con el automovilismo), después a su padrino Jules Bianchi, que murió en un accidente corriendo. Me emociona verlo competir”.

Claro que su máxima emoción fue verlo en la pista. “Me cuesta describir cómo fue haberlo visto con la Ferrari en la pista. Me acuerdo y se me eriza la piel. Además, cuando pasaron todos los pilotos saludando a las gradas, antes de la carrera, le mostramos el cartel gritando y Leclerc lo vio, sonrió, me hizo un gesto con la cabeza. No me lo voy a olvidar nunca en la vida”, confía.

Nicolás con la bandera en el circuito del Albert Park en Melborune

Lamentablemente, en la carrera Charles abandonó en la primera vuelta luego de un despiste. “Fue una sensación agridulce. Vimos en la pantalla que hubo caos en la largada, pero no entendimos bien qué había sucedido. Cuando pasaron los autos por adelante nuestro y no estaba la Ferrari con el número 16 me quedé petrificado. No lo podía creer. De las más de 50 vueltas que tenía la carrera no lo vi pasar ni una. La gente en las gradas venía y me daba ánimos, me sacaban fotos (porque yo estaba con el cartel)”, sostiene.

“En ese sentido, si bien me afectó mucho no poder verlo, la sensación con la gente fue increíble. En el circuito me saludaban los tifosis y me pedían fotos. Vino uno de los Marshalls (veedores que trabajan en la pista), a pedirme una selfie que sacó él desde dentro del circuito. Fue una locura”, revela.

“Zeta” fue viral desde el jueves por la noche en la Argentina cuando en la otra parte del mundo comenzó la actividad en Melbourne. Primero vibró con el triunfo de Franco Colapinto en la Fórmula 3, pese a la exclusión que sufrió el argentino por un error de su equipo en la medida de unos elementos en su coche.

Pero la frutilla del postre llegó con el reconocimiento que le hicieron las redes sociales de Ferrari que le dedicaron un posteo: ¡Guau! Zeta Zalazar (su usuario en Twitter) viajó desde Buenos Aires Argentina hasta Albert Park para ver Charles Leclerc. A pesar del resultado, ¡no podemos agradecerte lo suficiente tu apoyo, Zeta! Te apreciamos mucho a ti y a todos nuestros tifosis”.

Sobre el gesto de la Scuderia, “Zeta” se emociona y cuenta que “la publicación de Ferrari termina de ponerle un cierre increíble a esto del afecto de la gente. Cuando salí en la transmisión internacional con mi cartel de que había hecho 11.603 kilómetros para ver a Leclerc, pensé que se iban a burlar, que me iban a decir mufa. Todo lo contrario, muchísima gente me mandó su afecto por redes sociales”.

Y más allá de la deserción de su ídolo se empachó de automovilismo y con un fin de semana inolvidable: “Con el reconocimiento de Ferrari, del mejor equipo de la historia, del equipo de Leclerc, no podría pedir más. A pesar del mal resultado, estoy muy feliz”, asegura y no ve la hora de volver a ver otra vez una carrera de F1: “Fue la primera, pero espero que no sea la última. Fue una experiencia increíble, mejor de lo que imaginaba”.

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