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Lazio, Sassuolo y Cremonese fueron algunos de los rivales que frenaron el andar de la Roma de José Mourinho en los últimos partidos, pero esto no impidió que se mantenga en el tercer lugar de la Serie A y afronte los cuartos de final de la UEFA Europa League con derrota por 1-0 frente a Feyenoord. Para explicar los motivos de este presente hay que depositar buena parte de las miradas sobre Paulo Dybala, de gran nivel en el club italiano. Sin embargo, no son todas buenas para el as de espadas del plantel: volvió a encender las alarmas después de marcharse lesionado.
La Joya fue titular en la zona ofensiva en compañía de Lorenzo Pellegrini y Tammy Abraham y comandó los primeros avances de los Giallorossi en el amanecer del compromiso en los Países Bajos. Sin embargo, no se pudo recuperar de una molestia muscular sufrida los 19 minutos. El cordobés se hizo cargo de un tiro libre en la puerta del área y su remate desviado ejecutado con pierna zurda generó una reacción instantánea en la siguiente jugada: Dybala comenzó a agarrarse tímidamente el aductor derecho.
El ex hombre de la Juventus intentó apoyarse en la izquierda durante cualquier toque de balón para evitar utilizar su pierna menos hábil. A pesar de que continuó algunos minutos, mostró un ritmo diferente a sus compañeros y le costó seguir la velocidad de las jugadas propias y ajenas con la aceleración adecuada. Cuatro minutos después, el mediocampista italiano Bryan Cristante le pidió a los jugadores de la entidad neerlandesa que arrojen el balón afuera y, en medio de una posesión defensiva, se congraciaron con su colega. Rápidamente, ofreció variadas muecas de fastidio tapándose la cara con su camiseta e inmediatamente se marchó del césped para el ingreso de Stephan El Shaarawy. Su ausencia obligó a que Lorenzo Pellegrini se hiciera propietario de un penal que terminó fallando en la etapa inicial.
Cabe recordar que el atacante de 29 años podría haber sufrido la tercera lesión muscular en su temporada, y acumula múltiples parates de esta índole en los últimos años, tanto en la Vecchia Signora como desde su llegada a la capital italiana a partir de este curso. Pero el antecedente más reciente se remonta a la previa del Mundial. El 9 de octubre pasado padeció un desgarro en el bíceps femoral izquierdo tras convertir un penal en la victoria ante Lecce como local por el campeonato doméstico y, en ese momento, Mourinho advirtió: “Está mal, por no decir muy mal. Todavía no he hablado con el equipo médico pero es poco probable que pueda volver antes de 2023”.
Desde ese momento, la historia es conocida. Paulo Dybala ingresó un puñado de minutos en la igualdad ante Torino el 13 de noviembre pasado en el último compromiso en la previa a la Copa del Mundo y Lionel Scaloni tomó la determinación de convocarlo para ser parte de la delegación campeona del mundo en Qatar. En su vuelta a Roma, continuó siendo determinante y se consolidó como el máximo goleador del equipo en la Serie A (11). En su totalidad, acumula 15 festejos y 8 asistencias en 32 partidos de esta temporada.
En lo inmediato, la salida inesperada del mediapunta afectó los planes iniciales de la visita, que arrancó los cuartos de final con derrota gracias al único tanto de Mats Wieffer a los 8 minutos de la parte complementaria. Aún es una incógnita si Dybala podrá decir presente en el Estadio Olímpico para la revancha de la eliminatoria, a disputarse el próximo jueves desde las 16 (hora argentina).
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