Milei busca ganar en la agenda cultural mediante los temas de la dolarización y el terrorismo.

En estas elecciones, una nueva sorpresa se suma a la campaña electoral: el debate sobre la violencia ocurrida en Argentina durante los años ’70 se convierte en un tema de campaña.

Este debate comienza debido a la convocatoria de Victoria Villarruel, diputada y candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, para realizar un homenaje a las víctimas de grupos guerrilleros como Montoneros en la Legislatura Porteña. Esta convocatoria generó reacciones del kirchnerismo y sectores de la izquierda, quienes se oponen a cualquier discusión sobre la violencia política de esa época.

El kirchnerismo intentó inicialmente cancelar el homenaje y evitar el debate sobre este tema, sosteniendo que solo reconoce la violencia ejercida por la última dictadura militar y desestima cualquier autocrítica sobre la violencia de grupos guerrilleros.

Este enfoque es conocido como la “teoría de los dos demonios”, donde se considera que solo el terrorismo de estado merece condena, mientras que los actos de la guerrilla se justifican como lucha social. Sin embargo, este enfoque es ampliamente criticado por considerarse parcial y carente de autocrítica.

El debate sobre la cifra de treinta mil desaparecidos, promocionada por algunos grupos de derechos humanos, vuelve a surgir, ya que se argumenta que esta cifra es exagerada y parte de una “mitología”.

Javier Milei y su movimiento libertario buscan aprovechar esta oportunidad para impulsar un cambio cultural y debatir sobre los derechos humanos desde una perspectiva diferente. Este enfoque puede resonar especialmente entre los votantes jóvenes, ya que dos tercios de sus seguidores tienen menos de treinta y cinco años.

Milei se presenta como el principal referente de un cambio ideológico en Argentina, y su capacidad para provocar y desafiar la política tradicional ha llevado a su creciente popularidad.

Sin embargo, si Milei busca liderar esta batalla cultural, tendrá que abordar las contradicciones en su propia historia personal y política, ya que ha expresado opiniones controvertidas sobre figuras como Raúl Alfonsín y ha elogiado a Carlos Menem, a pesar de que Alfonsín impulsó la Conadep y el juicio a los militares por terrorismo de estado, y Menem indultó a guerrilleros condenados.

En resumen, el debate sobre la violencia política en Argentina durante los años ’70 se convierte en un nuevo tema de campaña, y Milei busca liderar un cambio cultural en el país, pero enfrenta desafíos relacionados con sus propias contradicciones políticas.

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