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Sergio Massa compartió una anécdota de su infancia donde, a los 6 años, junto a un compañero de colegio, le preguntaron qué querían ser. Mientras su compañero eligió ser bombero, Massa optó por presidente. Este relato arroja luz sobre la importancia de las próximas elecciones para el candidato de Unión por la Patria, un político incansable de 51 años originario del conurbano bonaerense. Estas elecciones representan su segunda oportunidad crucial para moldear su futuro y el de Argentina.
A pesar de las encuestas, que lo ubican en segundo lugar, muy cerca de Javier Milei, un economista libertario, Massa polarizó su discurso en oposición a las propuestas radicales de Milei. Patricia Bullrich, ex ministra de Mauricio Macri, también compite en la carrera presidencial, enfrentándose al kirchnerismo.
En caso de avanzar a la segunda vuelta, Massa buscará fortalecer su mensaje de unidad nacional, apuntando a los votantes de la oposición que temen las propuestas de Milei. Este electorado diverso se extiende desde los seguidores de Juan Schiaretti y Myriam Bregman hasta los de Juntos por el Cambio, que no desean un cambio abrupto.
Su estrategia de campaña se dividirá en dos aspectos: fortalecer su perfil de líder predecible, enfocado en el diálogo y la estabilidad, mientras presenta propuestas en ámbitos macroeconómicos como seguridad, empleo juvenil, comercio exterior, y microeconómicos como el cuidado infantil, con la creación de jardines maternales para las madres trabajadoras.
Además de las propuestas, Massa ha enfrentado desafíos considerables en su camino hacia estas elecciones, incluyendo devaluaciones, aumento de la inflación, escándalos en el PJ bonaerense y volatilidad en el mercado de divisas. Para contrarrestar esto, implementó una serie de medidas, anuncios y decisiones destinadas a mantener una economía en movimiento y calmar la inquietud social.
Massa ha perseguido un enfoque de unidad dentro de su coalición, incluso reconciliando con sectores que lo desafiaron en las PASO, como el de Juan Grabois. La cooperación de los gobernadores, sindicatos y movimientos sociales ha fortalecido al peronismo en su objetivo de movilizar el “aparato” para contrarrestar la creciente popularidad de Milei.
Su campaña también se benefició de la ausencia de Cristina Kirchner y el bajo perfil de Alberto Fernández, permitiendo a Massa desplegar su estrategia sin mayores obstáculos. A pesar de los obstáculos, el candidato de Unión por la Patria llega a estas elecciones con una fuerte posición en la carrera presidencial, buscando enfrentar a Milei en una segunda vuelta y proyectar una imagen de liderazgo predecible en contraste con las propuestas radicales de su rival.
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