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La negociación con el Fondo Monetario Internacional volverá a la agenda esta semana, apenas diez días después de la aprobación del último informe técnico y el primer desembolso del año. El ministro de Economía Sergio Massa participará de la cumbre de primavera de ese organismo, en Washington, mientras en paralelo el Gobierno continuará utilizando el último giro de divisas que hizo el FMI para repagar deuda: serán casi USD 2.000 millones que impactarán en el número de reservas en el Banco Central.
Entre el primer pago por USD 2.700 millones que se realizó al Fondo Monetario apenas fue aprobado el desembolso, el 31 de marzo pasado, y las dos primeras fechas de devolución del crédito previstas para abril -la primera, para el viernes pasado, que fue feriado y la próxima, para el viernes de esta semana– ya habrán insumido practicamente todo el envío de Derechos Especiales de Giro (DEG) que habilitó el directorio a fines de marzo.
El calendario financiero con el Fondo Monetario sostenía que el viernes pasado debían girarse a Washington unos USD 1.300 millones, mientras que para el próximo viernes se espera otro pago más por más de USD 650 millones. El 28 de abril deberían abonarse otros USD 690 millones más y el primer día de mayo, USD 530 millones. Serán los últimos vencimientos que se repagarán con el desembolso del 31 de marzo.
En ese marco, las conversaciones con el FMI volverán a tomar protagonismo, superada la discusión técnica y política inicial sobre el reajuste de metas de reservas. El organismo ya había abierto el paraguas para, eventualmente, continuar en el futuro debates sobre las proyecciones económicas del programa al considerar que el impacto de la sequía había sido más severo de lo esperado en un escenario inicial.
El pago de intereses y capital al Fondo Monetario, a diferencia del primer año de vigencia del Programa de Facilidades Extendidas (EFF) será en este 2023 más alto que el ritmo de desembolsos que están en el calendario. La hoja de ruta del acuerdo muestra que entre el desembolso de diciembre pasado -que se realizó para pagar los intereses de los primeros meses de este año- y el de septiembre de 2023 -para abonar las obligaciones de pago que resten hasta fin de año- se esperan giros por 14.000 millones de DEGs, la moneda en que el FMI nomina su cronograma de pagos y devoluciones. Según el propio organismo, a lo largo de 2023 la Argentina debería repagar 14.800 millones. Esos 800 millones de DEGs, a valores de hoy, representarían un costo “neto” para las reservas superior a los USD 1.000 millones.
El ministro de Economía Sergio Massa participará de la reunión de primavera del Fondo Monetario y el Banco Mundial, y buscará acelerar el ingreso de desembolsos de organismos internacionales, una de las canillas de financiamiento en moneda dura que buscará explotar todo lo posible el equipo económico.
El indicio que dejó saber el Fondo Monetario en su staff report sobre la necesidad de seguir rediscutiendo las metas del programa podría derivar en una discusión técnica que tenga lugar desde las próximas semanas, más allá del contacto habitual que hay de manera virtual a distancia entre los dos lados de la mesa. El próximo desembolso tiene fecha a fines de junio, antes de lo cual deberá haber una revisión de metas del primer trimestre -las de reservas y la fiscal probablemente terminen con incumplimiento- y un nuevo debate en el directorio.
De las cifras que componen la columna vertebral del EFF solo fue modificada la meta de reservas: USD 1.900 millones a acopiar en el primer trimestre (un objetivo que fue incumplido), USD 6.800 millones para el segundo, USD 7.200 millones para el tercero y USD 8.000 millones a fin de año. Es, en definitiva, un recálculo de USD 1.800 millones respecto al horizonte original. No hubo, por el momento, cambios en las metas fiscales ni monetarias.
Ante ese escenario, el equipo económico y el organismo consensuaron una serie de pasos para recomponer reservas y, fundamentalmente, para evitar que continúe la sangría de dólares una vez que las divisas ingresan al BCRA. El primero de esos pasos fue anunciado la semana pasada a través del dólar agro, que abarcará a la soja y a las economías regionales.
El secretario de Agricultura Juan José Bahillo aseguró que a esos USD 5.000 millones de la soja deberían agregarse USD 3.500 millones de economías regionales, un número al que llegó al observar registros históricos de liquidación en esos meses de cada año. Para el funcionario las economías regionales podrían tener incluso incrementos sobre esa base histórica de entre 25 y 30 por ciento más.
También habrá otro elemento que sumaría liquidación: los USD 3.700 millones cuyo plazo de liquidación de divisas de 180 días se terminó y a cuyas empresas el Gobierno intimará para que lo hagan, bajo advertencia de inhabilitarlos a realizar más operaciones comerciales.
Algunas proyecciones estiran el potencial de liquidación hasta los USD 10.000 millones con todas las ventanas (soja, economías regionales y saldos pendientes) y un elemento adicional será a qué ritmo se hagan esas operaciones y qué ingreso efectivo de divisas al Banco Central implicarán.
El número que termine por conseguir el equipo económico marcará las posibilidades de cumplimiento de la meta más compleja con el Fondo Monetario, que es la de acumulación de reservas. De acuerdo a la hoja de ruta reajustada acordada con el organismo, entre el primer y segundo trimestres el BCRA debería acumular USD 4.900 millones adicionales. En rigor, para el Ministerio de Economía esa cifra en realidad es de USD 6.900 millones, ya que el Poder Ejecutivo quedó unos USD 2.000 millones por debajo de la primera meta trimestral, la de fines de marzo.
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