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A medida que las temperaturas ascendían en Buenos Aires, las altas esferas de la Casa Rosada experimentaban un enfriamiento. En las primeras horas de la tarde, Javier Milei adoptó una postura inflexible frente a gobernadores y diputados de bloques dialoguistas, con quienes intentó negociar en vano hasta anoche el respaldo necesario para aprobar su codiciada Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados mañana. En la víspera del debate, las comunicaciones entre el Gobierno y los referentes de provincias, PRO, Hacemos Coalición Federal, Innovación e Independencia, estuvieron suspendidas durante varias horas. Incluso el Ejecutivo dejó entrever la posibilidad de retirar la iniciativa si no lograba obtener quórum. Más tarde, las bancadas no kirchneristas anunciaron que facilitarían la sesión.
Después de respaldar a Guillermo Francos en sus conflictos con los gobernadores, en Balcarce 50 admitieron esta tarde que no estaban promoviendo diálogos con la oposición, marcando una diferencia sustancial con la dinámica de la semana pasada. “Ya no estamos intentando resolver nada. La sesión dependerá del consenso para votar nuestro proyecto”, afirmaron cerca del Presidente. Aseguraron que, en ausencia de tal acuerdo, estarían dispuestos a retirar la iniciativa por completo.
Milei y su ministra destacada, Patricia Bullrich, insinuaron sutilmente esta postura en público. Esta tarde, el presidente retuiteó en su red social favorita un mensaje que sugería: “La ley, si se aprueba, bien; pero si no, no será un problema. Tenemos el Presupuesto 2023; con la nominalidad actual, aumenta la discrecionalidad de las partidas”. Poco antes, Bullrich, la única funcionaria del PRO en el Gabinete, había expresado en una entrevista: “Cuando los cambios son tantos y se desvirtúa el objetivo, ya no sirve”.
Estas advertencias, expresadas con precaución en público, se transmitieron de manera más explícita en privado. Ante la firmeza de la oposición, los asesores del Presidente comunicaron a los líderes aliados que estaban dispuestos a retirar la ley, advirtiéndoles que cargarían con la responsabilidad de frenar los cambios estructurales que, según los libertarios, necesita Argentina. “Tendrán que asumir el costo político”, afirmaron, convencidos de que la opinión pública aún respalda en gran medida la gestión libertaria.
Estas advertencias tuvieron efecto. Al inicio de la tarde, después de varias horas de silencio, el bloque de la UCR anunció que contribuiría al quórum. También lo hizo la Coalición Cívica, al igual que Pro. El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, cambió de posición dos veces en las últimas 72 horas y volvió a respaldar a los libertarios, aunque con condiciones. El jefe de Hacemos, Miguel Pichetto, también expresó su apoyo por radio.
Las tensiones en las conversaciones venían aumentando desde la semana pasada. La paciencia de los gobernadores se agotaba ante la dureza del Gobierno frente a sus nuevos reclamos, especialmente en retenciones y movilidad jubilatoria. Aunque inicialmente la eliminación del capítulo fiscal del proyecto “Bases” anunciada por el ministro de Economía, Luis Caputo, fue recibida positivamente, su extensión generó incomodidad en el interior del país.
Las provincias pedían modificaciones en algunos temas tributarios que podrían perjudicar a sectores significativos de sus economías, como la agricultura, la ganadería y la industria, pero estaban de acuerdo en mantener aspectos que les beneficiaban, como la moratoria, el blanqueo y la reversión del aumento del mínimo no imponible de Ganancias. La reacción del oficialismo fue interpretada como una provocación, lo que llevó a las provincias a acordar reunirse el lunes para definir una posición conjunta.
Además, solicitaron una audiencia con funcionarios de mayor peso de Milei, cansados de hablar solo con el asesor Santiago Caputo. Aunque el presidente decidió enviar al titular de la cartera política, la reunión no fue exitosa. Los gobernadores propusieron coparticipar el 30 por ciento del impuesto PAÍS para compensar los ajustes derivados del freno a la obra pública, y Francos quedó en evaluarlo. Sin embargo, varios de ellos afirmaron después que habían recibido una respuesta positiva, lo cual enfureció a Milei, quien los llamó “bloque extorsión”. Esta mañana, respaldó a su ministro en la reunión de Gabinete.
Aunque es probable que haya sesión mañana, los reclamos persistirán en el hemiciclo, centrados en privatizaciones, hidrocarburos y la coparticipación del Impuesto PAÍS. El quórum no garantiza que el Gobierno obtenga la aprobación inicial, ya que los opositores indican previamente que están dispuestos a respaldar, siempre y cuando se realicen los cambios que esperan introducir mañana, en medio de la confusión y el acalorado debate que probablemente dure 40 horas.
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