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En las horas posteriores a las elecciones, la política argentina presentó dos movimientos significativos, usuales pero llamativos en un contexto de alta tensión. Primero, se dio un encuentro entre Javier Milei y Alberto Fernández, el actual presidente y el futuro mandatario. Después, una conversación telefónica, más que un simple saludo, con el Papa Francisco, que posiblemente allane el camino para su largamente esperada visita. Estos eventos temporalmente desplazaron la expectativa sobre la conformación del gabinete a inaugurarse el 10 de diciembre y las incertidumbres sobre la gobernabilidad.
Las señales del equipo de Milei, sin embargo, no son uniformes. Algunas parecen ir en dirección opuesta, posiblemente motivadas por cálculos menores. Un caso claro es la posición expresada por Alberto “Bertie” Benegas Lynch, miembro cercano al presidente electo, quien consideró crucial oponerse a la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Este planteamiento parece desactualizado considerando el contexto de buscar distensión y consensos legislativos.
La interpretación táctica de estos comentarios los relaciona a una posible aproximación al Papa. Sin embargo, esas señales no son espontáneas; aparentemente, hubo contactos previos entre el entorno de Milei y sectores de la Iglesia, en un contexto delicado marcado por la postura abierta de ciertos grupos eclesiásticos en contra del candidato libertario durante la campaña.
Si bien se inicia una mejora, el camino no parece exento de dificultades, especialmente con meses de fuertes retos económicos. Sin embargo, la interacción parece haber mejorado las posibilidades de una futura visita papal, probablemente durante el próximo otoño.
El presidente electo podría estar aliviando una de las tensiones principales con esta acción. La llamada coincidió con el inicio del proceso de transición, y el encuentro en Olivos reafirmó formalmente la presencia de Alberto Fernández. Hubo conversaciones previas entre operadores políticos para aliviar las tensiones, especialmente tras los comentarios de Sergio Massa y su intención de dejar el Ministerio de Economía.
Las primeras expresiones del oficialismo tras la conmoción por la derrota electoral se manifestaron, destacando la crisis interna apenas insinuada, a excepción de los comentarios de Alberto Fernández sobre Massa y la vicepresidenta.
En este nuevo escenario, figuras como CFK, los gobernadores peronistas y otras estructuras tradicionales del PJ, aparecen como actores clave para definir la configuración y poder dentro del país.
Además, se vislumbra la participación del peronismo no alineado con el kirchnerismo, como Schiaretti y Randazzo, en la definición de la gobernabilidad, especialmente en el Congreso.
El armado del gabinete y la estrategia de gobierno marcarán el futuro político, considerando la baja representación legislativa y territorial de Milei. La posible colaboración con Mauricio Macri y Patricia Bullrich, sea en gestión o en lo legislativo, y la situación de Juntos por el Cambio tras su división son puntos a seguir con atención. Las negociaciones continuas serán clave en este proceso, aunque algunos integrantes del equipo de Milei parecen no entender aún la magnitud de la situación.
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