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Este domingo, Alfredo Cornejo se postulará nuevamente para gobernar la provincia de Mendoza, en medio de la incertidumbre causada por la figura de Milei. La contienda para definir la renovación del liderazgo radical se decidirá en octubre, pero el partido centenario continuará sin contar con una figura nacional fuerte.
Alfredo Cornejo asume la responsabilidad de asegurar que la UCR mantenga su dominio en la quinta provincia más grande de Argentina. En las elecciones a gobernador de Mendoza de este domingo, busca suceder a su aliado Rodolfo Suárez y mantener la supremacía del partido centenario. Sin embargo, si logra esta victoria, se enfrentará a una paradoja: la ausencia de una figura nacional competitiva en el partido.
Durante las elecciones primarias, dos correligionarios participaron en las fórmulas presidenciales con el PRO. Sin embargo, la derrota de Horacio Rodríguez Larreta afectó negativamente el liderazgo de Gerardo Morales y es probable que no renueve su cargo en el Comité Nacional. Luis Petri también quedó en carrera junto a Patricia Bullrich, pero sin un fuerte respaldo partidario. Los radicales tienen la esperanza de que un líder carismático surja de la renovación, que se llevará a cabo en octubre.
En Mendoza, se produjo un escenario intrigante y preocupante para los líderes locales. A pesar de que Cambia Mendoza obtuvo casi el 44% de los votos en las elecciones primarias a gobernador, con Cornejo y Luis Petri como precandidatos, Juntos por el Cambio perdió en la categoría presidencial frente a Milei, quien obtuvo el 44.8% de los votos. Cornejo se encuentra en una batalla por el liderazgo en su propio territorio y por su influencia como referente del Grupo Malbec, aliado de Bullrich dentro de Juntos por el Cambio.
El principal rival de Cornejo es Omar De Marchi, quien se presenta con la alianza Unión Mendocina, compuesta por la Coalición Cívica, figuras del PRO, la UCR y líderes locales del Partido Libertario y el Partido Demócrata. De Marchi busca atraer a los votantes de Milei, aunque este último insiste en que no intervendrá en las elecciones provinciales.
A pesar de las esperanzas de De Marchi, el oficialismo local se muestra confiado y cauteloso. Afirman que en Mendoza ninguna fuerza política arrasa en las urnas y confían en obtener una victoria con una ventaja de al menos 5 o 6 puntos sobre sus rivales.
También minimizan la amenaza de Milei en la provincia, argumentando que el “discurso disruptivo”, característico de los libertarios, solo tiene impacto a nivel nacional. En las elecciones locales, los votantes tienden a optar por propuestas más racionales y cambios graduales, según el equipo de Cornejo. Se refieren a ejemplos de otras provincias donde Juntos por el Cambio capitalizó el descontento y derrocó a los oficialismos, como San Juan, San Luis, Chubut, Santa Fe y Chaco.
Además de su liderazgo en su propia provincia, Cornejo también pone en juego su influencia como referente del Grupo Malbec dentro de Juntos por el Cambio. El senador radical fue uno de los primeros en unirse a Bullrich y logró convencer a otros correligionarios. Sin embargo, existen otros dirigentes como Gustavo Valdés y Martín Lousteau, quienes han fortalecido su posición en elecciones recientes. El futuro liderazgo presidencial dentro de la coalición aún se encuentra en una etapa de incertidumbre y dependerá del contexto político y económico del próximo año.
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