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Carlos Eduardo Robledo Puch, el múltiple asesino que lleva 51 años en la cárcel, seguirá en prisión y no accederá ni a la libertad condicional ni a una prisión domiciliaria. La resolución de 36 páginas del juez Oscar Quintana parece una auténtica novela. En nombre del preso más antiguo del país se presentó un abogado particular, Jorge Alfonso, y una mujer que sería la garantía, Gregoria Figueroa, pero Robledo Puch habló mal de ambos, dijo que desconfía de ellos, y que le quieren sacar el dinero que heredó de su familia. Pero más que lo que dijo Robledo Puch, en la consideración del juez entraron los dictámenes de los peritos. Un estudio psiquiátrico sostuvo que Robledo Puch tiene comportamientos psicopáticos y en una entrevista que le hizo el secretario del juzgado Bernardo Hermida Lozano, tuvo brotes de ira. La casa a la que se iba a trasladar si le daban la libertad condicional o la prisión domiciliaria no tenía ni puerta con cerradura, el lugar registra antecedentes de ventas de estupefacientes, peleas furibundas y el dueño dijo que no renovaría el contrato.
Desde hace años se habla de que Robledo Puch está a un paso de recuperar la libertad. Preso desde 1972, el múltiple homicida tiene ahora 71 años y está alojado en la Unidad 26 del Servicio Penitenciario, en Olmos, un lugar de régimen semi-abierto, con habitaciones sin rejas. Los internos son casi todos mayores de 50 años. En 1980, Robledo fue condenado por diez homicidios, violaciones y robos. El sigue sosteniendo que es inocente y, en consecuencia, no muestra arrepentimiento alguno.
El juez Quintana dio órdenes a fines de 2022 de preparar a Robledo para un egreso, pero todos los informes lo llevaron a dar marcha atrás. Por ejemplo, el detenido no acepta la medicación psiquiátrica, también resiste a los tratamientos médicos por algunas de las dolencias menores que tiene y no estudia ni trabaja desde 1992.
En su fallo, el magistrado cuestiona la ofensiva por llevar a Robledo Puch, primero a una especie de geriátrico y luego a un domicilio, en ambos casos de la ciudad de San Nicolás.
El geriátrico estaba en precarias condiciones, sin habilitación definitiva, con un médico que visita el lugar sólo una vez por semana y muy pocas condiciones para alojar a alguien. Se argumentó que el hogar contaba con la asistencia espiritual de un sacerdote quien, entrevistado, negó todo vínculo.
Peores todavía fueron los informes sobre el domicilio que ponía a disposición la supuesta garante, Gregoria Figueroa. Ella y su hija dijeron que se comunicaron con Robledo Puch a raíz de que las dos estuvieran presas en causas por ventas de drogas, en un caso, con el agravante de la tenencia de un arma. Figueroa sostuvo que la causa fue fraudulenta, armada.
De todas maneras, el propio Robledo Puch dijo que la mujer y su hija nunca lo fueron a visitar, que no las conoce y que se quieren quedar con su dinero. El juez explica en la resolución que, efectivamente, Robledo Puch -que provenía de la clase media- heredó bienes de sus padres y que esos fondos están administrados por una curadora. No se sabe cuánto es ese dinero.
Lo cierto es que en la inspección que se hizo en la vivienda de San Nicolás se constató que el lugar es muy precario, que tiene una puerta de chapa, sin cerradura, que el baño y la cocina son mínimos y, para redondear, figuran una serie de declaraciones que demuestran que no tiene el menor sentido alojar a alguien en esas condiciones. Por ejemplo, un vecino sostuvo que es un inquilinato en el que se vende drogas y que hay peleas muchas noches, mientras que el dueño de la propiedad adelantó que no le renovaría el contrato a Figueroa, justamente por las razones que expuso el vecino.
Teniendo en cuenta todos esos elementos, más el comportamiento psicopático y el ataque de ira de Robledo Puch durante la entrevista con el secretario del juzgado, el magistrado decidió rechazar la libertad condicional y la prisión domiciliaria. Más aun teniendo en cuenta que hoy está en un régimen semi-abierto en la Unidad 26.
Sin embargo, le ordenó al Servicio Penitenciario que avance en los tratamientos de salud por los padecimientos menores, pero importantes, de Robledo, y le pidió al gobierno de la Provincia de Buenos Aires que le informe si existe algún geriátrico que pueda alojar a Robledo Puch en las condiciones en las que está actualmente.
Según los informes, el preso más antiguo de la Argentina, camina por el jardín y juega al ajedrez, mira la televisión y no tiene mayores conflictos, aunque pasa de la tranquilidad a la furia en instantes.
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