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Coronado Jorge Macri como candidato, el PRO exportó su interna porteña al resto de Juntos por el Cambio. Martín Lousteau, que esperaba la confirmación de su contrincante en las primarias para acelerar su propia campaña, respiró tranquilo cuando Horacio Rodríguez Larreta lo sentó a la par del primo del ex presidente, en la sede de Parque Patricios, para el anuncio de la reducción de ingresos brutos en la Ciudad. En el radicalismo interpretaron ese gesto del Jefe de Gobierno como de imparcialidad respecto de la pelea por la sucesión, justo en la semana en que el ahora exintendente de Vicente López estrenaba candidatura. Cerca del senador de Evolución aspiran a que esa actitud se sostenga durante los próximos meses, dado que le permite seguir mostrándose como parte de la continuidad de la gestión amarilla en el distrito, una condición clave para competir con chances en las PASO.
A la hora de retribuir gestualidades, el creador de la Resolución 125 no se quedó atrás y se metió él mismo en la interna nacional del PRO. “Yo lo prefiero a Horacio” por sobre Patricia Bullrich, dijo esta semana. La buena sintonía entre ambos no hace más que generar resquemores en la vereda de Jorge Macri, quien acusó recibo del mensaje de que todavía está lejos de recibir una bendición definitiva. La conclusión en todas las terminales porteñas de Juntos por el Cambio es que el jefe de Gobierno, al menos por ahora, “no va a jugar a fondo por ninguno de los dos” y que ese equilibrismo es pura ganancia para el radical.
En esa línea, Lousteau se prepara para nuevas fotos con Larreta y hasta con varios funcionarios de segundas y terceras líneas de la gestión porteña, muchos de los cuales, dicen en su entorno, apoyarán su candidatura con mayor o menor énfasis. En paralelo, también buscará diferenciarse, con el objetivo de salir a buscar votos por fuera de la agenda “halcón”. Para eso, se centrará en propuestas basadas “en lo público y en lo social”, y construirá un perfil más de centro y aperturista hacia Juntos por el Cambio. Esos atributos, estiman, lo sitúan con ventaja frente a Macri, a quien perciben subsumido en el internismo del PRO.
En ese juego a dos puntas entre “continuidad y cambio” estará una de las claves de la campaña del candidato radical, según afirman desde su entorno. Días atrás estuvo en Soldati, donde desplegó diferencias respecto de la gestión de la Ciudad en materia de vivienda y de salud y educación públicas. El foco en esas áreas parten de la base de encuestas y focus group que marcan un retroceso sostenido en la apreciación de los porteños respecto del manejo en esas áreas, sobre todo a partir de la pandemia. Problemáticas como la falta de insumos en hospitales públicos, de vacantes en los niveles iniciales y de una política de vivienda -y sobre todo, de acceso al alquiler-, que forman parte de la agenda oposición kirchenrista y de la izquierda en la Ciudad, comenzarán de a poco a ganar centralidad en el discurso del candidato.
A su vez, Lousteau se prepara para mostrar “sensibilidad” en relación a algunos temas sociales, un atributo que, estima, también lo diferenciará de Jorge Macri. Las últimas declaraciones del primo del expresidente respecto de que los cajeros automáticos “se transformaron en monoambientes” refuerzan esa idea. Otra muestra gratis de esa táctica se vió en torno al debate por el uso de las pistolas Táser, cuestionadas por organismos de derechos humanos. A través del anuncio de su uso por parte de la Policía de la Ciudad, Larreta buscó endurecer su discurso y disputar el voto por derecha. Lousteau apoyó abiertamente la utilización del arma eléctrica, pero Macri le ofreció un salvoconducto: propuso darles un uso civil, para casos de violencia de género. “Eso está mal”, se desmarcó.
Si bien la idea del radicalismo porteño pasa por municipalizar el discurso, está por verse si las diferencias a nivel nacional dentro del PRO y de Juntos por el Cambio no terminan por contaminar la campaña. El “desdoblamiento concurrente” le permitió a Lousteau desprenderse de las boletas presidenciales, pero no las internas de la oposición. La propia UCR se debate internamente entre dos fracciones, una que se encolumna detrás de Larreta y otra que lo hará detrás de Bullrich, aún con dos presidenciables como Gerardo Morales y Facundo Manes todavía en carrera.
Jorge Macri ya puede dar cuenta de cómo su candidatura está sujeta a los tironeos nacionales. Su participación con Larreta para la foto “de unidad” en Parque Patricios no cayó nada bien en la huestes de Patricia Bullrich, al punto que la presidenta del PRO pasó de festejar su coronación a dudar de acompañarlo en actividades de campaña.
Para refrendar su sintonía con Larreta, Lousteau se plantea ofrecerle la candidatura para la vicejefatura de gobierno a un dirigente de la actual gestión, en una fórmula cruzada, siempre y cuando logre imponerse en las PASO. Ese casillero va vacío en las primarias porteñas, y se completa recién en las generales, tal como lo establece el Código Electoral local. El problema es que el jefe de gobierno ya propuso a Soledad Acuña, que será uno de los blancos, paradójicamente, del intento del radical por desmarcarse.
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