Decididos a enfrentar a Alberto Fernández, en el kirchnerismo hay desconcierto por el rol que jugará Cristina Kirchner

La fuerza política empezó a caminar rumbo a las PASO con el objetivo de derrotar al Presidente y volver a tomar el control del peronismo. Las dudas sobre el futuro de la Vicepresidenta confunden a la dirigencia y siembran incertidumbre sobre el camino a seguir

En el kirchnerismo están dispuestos a enfrentar a Alberto Fernández en las PASO

A esta altura del calendario electoral en el kirchnerismo hay dos líneas de trabajo concretas. Un sector considera que Cristina Kirchner debe ser candidata a presidenta para poder llevar adelante un gobierno similar a los que ella y Néstor Kirchner encabezaron. Además, creen que es la única capaz de ser competitiva en una elección que ya saben que será muy difícil de ganar.

Para ese sector todavía es posible que la Vicepresidenta de vuelta su decisión de no competir en las elecciones y creen realmente que el operativo clamor no tiene como único objetivo acumular poder, sino terminar de convencer a CFK de que es la única opción para “frenar el regreso de la derecha” a la Casa Rosada.

Los que forman parte de la segunda línea consideran que Cristina Kirchner ya dio todo lo que podía dar, que cumplirá con su palabra de no ser candidata, que hay que pensar en nuevos caminos bajo su tutela y que hay que dar la discusión dentro del Frente de Todos frente a la decisión de Alberto Fernández de no moverse ni un milímetro de su estrategia electoral.

Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro han sido los principales exponentes de esa postura. Fueron, en definitiva, los que advirtieron que el kirchnerismo no tenía más opción que jugar unas PASO, aunque todavía haya algunos dirigentes de peso que consideren que el peronismo está en condiciones de discutir una lista de unidad para evitar una interna furiosa.

En el ala K de la coalición un sector sigue esperando un cambio de opinión en Cristina Kirchner y que compita en las elecciones

Una dirigente influyente del kirchnerismo, como Teresa García, fue clara durante una entrevista que brindó el último domingo. “Si el Presidente sigue insistiendo con su posibilidad de reelección como lo ha dicho él y su gente, iremos a una PASO”, afirmó. Hay que dar la discusión puertas adentro y con los votos sobre la mesa.

Pero dejó en el aire un cuestionamiento a la estrategia electoral que puede expandirse por el mundo K. “Tengo una postura personal con las PASO, no las tendríamos que haber tenido por la saturación que tiene la sociedad, lo que significa en materia de movilización. Lo engorroso es que es imposible que haya solo para presidentes y eso se va a reproducir en todas las listas”, explicó.

Lo cierto a esta altura es que el plan para que Cristina Kirchner sea candidata se va diluyendo a un ritmo veloz. Máximo Kirchner y “Wado” de Pedro no juegan solos. Tienen el aval de la Vicepresidenta. Si están empujando la idea de las PASO e, incluso, desafían al Presidente a competir, es porque están dispuestos a librar una batalla de poder por los votos. Ahora, más que nunca, ellos o nosotros. Pero dentro del peronismo y sin CFK en vértice de la boleta.

El ministro del Interior se perfila como el principal candidato del kirchnerismo frente a la necesidad de que Axel Kicillof compita en la provincia de Buenos Aires. Las encuestas que llegan a las oficinas K no tienen datos que mejoren las proyecciones electorales respecto a las de los últimos meses. El gobernador bonaerense tendrá una dura batalla para retener el control político del territorio. No parece ser una opción viable para saltar a la cancha nacional, como se especuló el último mes en el oficialismo.

“Wado” de Pedro aumentó su perfil público y se posiciona como uno de los precandidatos del kirchnerismo

El peronismo empezó a padecer las encuestas más que nunca antes porque los datos no son positivos y porque sobrevuela el fantasma de salir terceros en los comicios, frente a la solidificación del proyecto de Javier Milei. El diputado libertario trabaja sobre esa idea e intenta instalarla como parte de una verdad irrefutable. Aún falta mucho tiempo para contar los votos y cada cual atiende su juego.

El final de esta semana traerá un dato clave. El viernes se conocerá la inflación de marzo, estimada en un 7%, según encuestadoras privadas. De concretarse, será un golpe muy duro para el proyecto electoral el Frente de Todos. A eso se le suma los múltiples interrogantes que hay en la fuerza política y la falta de un plan de acción común, además un factor de la realidad impredecible: la inseguridad.

En el oficialismo preocupa cada vez más la repercusión de los hechos de inseguridad que tienen lugar en el conurbano. Alimentan el malestar social que tiene una base en lo económico, por la inflación, y que sobresale en la agenda política por la reacción de la gente, como el incendio del búnker narco en Rosario o la golpiza a Sergio Berni por parte de los compañeros del colectivero asesinado en La Matanza.

Lo que viene por delante es la discusión sobre la integración de las listas. Cómo se conforman y se ordenan. Es la negociación que se avecina en los próximos días, aunque ya hay contactos entre distintos armadores del peronismo para poder afinar el lápiz. El kirchnerismo aún no tiene una estrategia clara pero con el paso de las horas quedará a la luz. El tiempo de las definiciones importantes está cada vez más cerca y el contexto en el que se tomará tiene impregnado el malestar social.

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